1. Hablar en casa con ellos con naturalidad sobre los gastos, lo que supone el dinero, las dificultades para pagar algo, etc. Enseñarles los gastos e ingresos de la administración de nuestra casa. 
2. Siendo coherentes con nuestro consumo. Tenemos que ser un buen modelo. 
3. Darles progresivamente responsabilidad sobre el dinero que reciben: darles una paga mensual (que deben de administrar ellos mismos) y tareas extra en casa en caso de que pidan más dinero para sus gastos. 
4. Charlar con ellos sobre los anuncios de la TV y la publicidad: que aprendan a ser críticos para que el consumismo no les “convenza” rápidamente. 
5. Educarles para no ceder a la presión del grupo: enseñarles a decir que no, dejarles razonar en casa, argumentar, opinar, criticar, sintiéndose valorados aunque no estén de acuerdo con nuestras ideas.

¿QUÉ NO DEBERÍAMOS HACER NUNCA?

1º Darle todo lo que nos pide. Dándole todo lo que quiere solo conseguiremos que no valore nada y que, por lo tanto, tenga dificultades para disfrutar de las cosas.

2º Ceder a sus lloros, dramas, caras, frases dolientes. Ceder al chantaje emocional.

3º Sustituir nuestra falta de tiempo con ellos regalándoles cosas: conseguiremos que crea que recibir cariño es recibir regalos.