Caxton College - Inteligencia Emocional.jpg

Todos los padres procuramos que nuestros hijos se sientan bien y sean felices.  Pero debemos tener en cuenta que eso no siempre es tarea fácil, y que somos nosotros los que debemos enseñarles  a sentirse bien bajo diferentes  circunstancias, a ser flexibles y a saber adaptarse y conformarse cuando las cosas no son como a ellos les gustaría.

Por eso es tan importante educar su  Inteligencia Emocional, ya que es  la encargada de gestionar sus emociones y de encauzar su frustración cuando hay una dificultad que amenaza esa felicidad.

La inteligencia emocional aparece en situaciones tan diversas como al  convivir con los demás (compañeros de colegio, amigos, familiares….), o en momentos donde hay que plantearse objetivos y ser perseverantes  hasta lograrlos, (en el colegio)  por lo que la adolescencia es una etapa clave para desarrollarla.

¿Y cómo lo conseguimos? Transmitiéndola de padres a hijos….La vida familiar es la primera escuela de aprendizaje emocional, ya que los padres somos el principal modelo de imitación de los hijos.

Por eso es importante reflexionar sobre nosotros mismos… ¿Cómo y cuánto influye mi estado de ánimo cuando estoy con mi familia?  ¿Me dejo  llevar por mis sentimientos? Por ejemplo, si he tenido un mal día en el trabajo, ¿lo acabo pagando con mis hijos? Responder con sinceridad a estas preguntas nos ayudará a entender si soy un buen modelo para mis hijos o debo mejorar en algo.

¿Qué cualidades debemos de desarrollar en nuestros hijos para que sean felices? Ser ASERTIVOS sabiendo expresar sus sentimientos de la manera adecuada,  ser EMPÁTICOS y entender los puntos de vista de los demás,  ser RESILIENTES y perseverar hasta conseguir un objetivo,  ser PROACTIVO y aprender a solucionar sus problemas sin depender de los demás,  tener AUTOESTIMA ALTA y por tanto, seguridad en sí mismo y  ser OPTIMISTA.

Con todas esas cualidades nos aseguraremos que nuestro hijo tendrá todas las herramientas necesarias para  ser feliz en la vida, pase lo que pase.

Cristina Pérez,  Psicóloga de Secundaria