By Lucía Rubio and Isabel Camps, Old Caxtonians
En 2003, The NGO Pour un Sourire d’Enfant started the “Summer Camp” project, a school continuity programme in which we had the opportunity to volunteer. The July and August camps came about when they realized that many of the children, after the summer, did not return to their respective classes because they were forced to work during the summer and did not have the opportunity to return because at home the idea was not welcomed.
Therefore, the Summer Camp is focused on ensuring that children continue in their different centres, but above all that they can have time to enjoy, play, disconnect, eat… in short, enjoy just being children.
A normal day in one of the PSE Camps (there are about 20 throughout Cambodia, each with a minimum of 1,000 children daily) starts with showers and breakfast, continues with different games, break, lunchtime, having a siesta (many of them must work at night so their rest during the day is necessary), and ends with more games and snacks as many will not get the chance to eat again until the next day they return to the Camp.
At the end of each week, those children who have come to the Camp for at least three days are given a kilo of rice. In this way, we try to compensate the parents for that money or food they would have got if they had continued to force their children to work instead of going to the Camp. We must bear in mind that most families live on what their children bring home after work. This is the real tragedy.
During the Summer Camp, 300 volunteers from Spain, France, UK, USA, Germany and so on have the opportunity to see at first hand one of the most endearing and humane of experiences, living with these children, getting them to smile, to be happy, to gain self-confidence and to become aware that as adults, they can go as far as anyone else.
It’s a Summer that none of us will ever forget!
Para que los niños sonrían
Por Lucía Rubio e Isabel Camps, exalumnas de Caxton College
En 2003, la ONG Pour un Sourire d/Enfant inició el proyecto “Summer Camp”, un programa de continuidad escolar en el que tuvimos la oportunidad de colaborar como voluntarias. Los campamentos de Julio y Agosto surgieron cuando se percataron de que muchos de los niños, tras el verano, no volvían a sus respectivas clases puesto que eran forzados a trabajar durante el verano y no tenían la oportunidad de regresar porque en casa la idea no era bienvenida.
Por tanto, el Summer Camp está enfocado a la continuidad de los niños en los diferentes centros, pero sobre todo a que disfruten, jueguen, desconecten, se alimenten… en definitiva, que disfruten como lo que son, niños.
Un día normal en uno de los Camps de PSE (hay alrededor de 20 por todo Camboya, cada uno con un mínimo de 1.000 niños diarios) empieza con las duchas y desayunos, continúa con los diferentes juegos, almuerzan, comen, hacen la siesta (muchos de ellos deben trabajar por las noches por lo que su descanso durante el día es necesario), y finaliza con más juegos y merienda ya que muchos no tienen la oportunidad de comer hasta el día siguiente que vuelven al Camp.
Al final de cada semana, aquellos niños que han acudido durante al menos tres días al Camp se les entrega un kilo de arroz. De esta manera, se intenta compensar a los padres por ese dinero o alimento que obtendrían si continuasen obligando a sus hijos a trabajar en lugar de ir al Camp. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las familias viven de lo que los hijos traen a casa después de trabajar. Una verdadera tragedia.
Durante el Summer Camp unos 300 voluntarios de España, Francia, Reino Unido, EEUU, Alemania… tenemos la oportunidad de vivir una de las experiencias más entrañables y humanas conviviendo con estos niños, consiguiendo que sonrían, que sean felices, que ganen en autoestima y que sepan que pueden llegar como personas tan lejos como cualquier otra.
¡Un verano que jamás olvidaremos!
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