Por Amparo Gil

De los 2.796 centros educativos de la Comunidad Valenciana tan solo 17 son británicos. Este modesto porcentaje impide que la sociedad tenga un amplio conocimiento de lo que verdaderamente ocurre en nuestras aulas. Esta falta de información a veces genera tópicos que esconden una realidad educativa cargada de ventajas para los alumnos. Por esta razón, considero muy edificante compartir las virtudes más significativas del aprendizaje británico.

Cultura española y valenciana

En primer lugar me gustaría desterrar de la opinión pública la falsa creencia de que en estos colegios carecemos de una sólida formación en Lengua, Literatura, Geografía e Historia Española. Y es que existe la idea, equivocada, de que nuestros alumnos solo van a conocer los ríos y cordilleras inglesas, la vida de los Tudor o las obras de Shakespeare. Por el contrario, si revisamos nuestro programa académico observamos que las horas lectivas y los contenidos en Lengua y Literatura Española son similares a los centros educativos españoles tanto en Primaria como en Secundaria. Además, este currículum se enriquece con un programa anual de actividades complementarias que amplían la visión cultural del alumno. De este modo, comprobamos cómo los estudiantes de los colegios británicos tienen una formación completa en estas disciplinas.

Universidades Españolas

Otro dato objetivo, que viene a corroborar esta realidad educativa, es que el 80% de nuestros alumnos continúan sus estudios en universidades españolas. Sabiendo además que muchos de ellos, cuando culminan sus grados superiores, lo hacen con premios, menciones especiales o alcanzando primeros puestos en sus promociones. ¿Cómo se entiende esta solvencia universitaria sin un dominio de la lengua española?

Esta pregunta, que no precisa respuesta, nos ayuda a desarticular otra falsa idea de que, los alumnos en centros británicos están obligados, de manera natural, a salir de España para ir a la universidad. En ese sentido, el currículum británico lo que hace es ofrecer esa oportunidad a quien quiera escogerla, tanto en su etapa de formación superior como en su futura fase profesional.

Otras asignaturas en español, como Geografía e Historia, ciertamente cumplen un porcentaje menor de horas lectivas respecto al currículum español. Pero esa diferencia es cubierta por los profesores con un acertado trabajo de síntesis, muy concentrado en España, y con proyectos prácticos que conceden a las asignaturas un atractivo y un valor añadido indiscutible. Mediante este método integrador, dinámico y trasversal, que huye de la memorización de temarios, se consigue que los alumnos capten los aspectos esenciales de estas asignaturas para que reflexionen, investiguen y tengan una asimilación crítica sobre los mismos.

Habiendo expuesto objetivamente que las asignaturas y la cultura española (así como la la tradición valenciana) tienen un valor apreciable en los colegios británicos de nuestro territorio, debemos apuntar que, además, el alumno recoge un conocimiento cultural anglosajón que le confiere una mente abierta y globalizada. Asimismo, poco hay que añadir respecto a las bondades que ofrece una inmersión lingüística total a través de sus profesores nativos y con un 20% de alumnos internacionales como es el caso particular del colegio que dirijo.

Estabilidad Educativa

Si seguimos avanzando por esta modalidad pedagógica descubrimos un factor que, a mi modo de ver es fundamental a pesar de que no se suele poner demasiado en valor. Me estoy refiriendo a la estabilidad que esta línea de enseñanza brinda al alumno gracias al aval histórico que el gobierno británico ofrece a la Educación. De esta manera, los colegios británicos de cualquier parte del mundo toman vuelo gracias a la fiabilidad de un sistema legendario que, año tras año, permite a sus instituciones asomarse a las cotas más altas de los rankings educativos mundiales.

Habilidades profesionales

Por otra parte, es consabido que este sistema proporciona a nuestros alumnos una serie de habilidades y conocimientos que sintonizan extraordinariamente con las necesidades que demanda el mercado laboral. Hoy día cualquier oferta de empleo cualificado exige a sus candidatos una alta capacidad en materia de comunicación, destrezas para trabajar en equipo, creatividad, conocimientos informáticos e idiomas entre otras cualidades más específicas en función del puesto de trabajo. Esas capacidades generalistas están muy bien extendidas en nuestras aulas. De este modo, cabe señalar que absorben un pensamiento creativo que despliegan en todas las unidades didácticas en las que trabajan. Y es que la potenciación de la creatividad es uno de esos factores más diferenciales de este sistema, que lo recorre de parte a parte, y proporciona a los alumnos un suplemento que van a poner en juego con eficiencia en cualquier actividad en la que intervengan.

Del mismo modo, es reseñable el nivel tecnológico que adquieren desde pequeños, no sólo en el manejo de hardware (tablets, ordenadores, etc.) sino en la gestión del software (programación) mediante atrayentes programas didácticos infantiles. De otro lado, la cooperación y el trabajo en equipo se ejecuta a diario en todas las materias y en todos los ciclos con la participación del profesor quien se incorpora a estos procesos para dinamizar a los grupos. De igual manera, la retórica o la capacidad de hablar en público cobra su punto álgido en Secundaria cuando especialistas en estrategias de comunicación forman a los alumnos de una manera eficaz.

Elitismo académico

Otro de los estigmas con el que se etiqueta a estos colegios tiene que ver con el elitismo. Sobre este calificativo cabe señalar que verdaderamente, al menos desde mi propia experiencia de treinta años formando alumnos, perseguimos que nuestros chicos sean personas con notables habilidades y con atributos distintivos que les permitan alcanzar sus sueños profesionales. ¿Son elitistas universidades públicas como Oxford o Cambridge? Si el elitismo lo entendemos desde un punto de vista académico la respuesta debería ser afirmativa. Pero en absoluto ese elitismo tiene que asociarse a un distanciamiento con la sociedad. Los programas de solidaridad, las campañas de valores humanos, las acciones de voluntariado y demás actividades sociales son un activo indispensable en el sistema británico para formar a un alumno crítico y sensibilizado con la realidad local y global.

Este contacto con la realidad también tiene su correlación en el ámbito académico ya que este sistema persigue que la teoría aterrice con naturalidad en el terreno práctico para que los alumnos le vayan poniendo cara, sentimientos y emociones a la Historia, Literatura, Ciencias, etc. Viajes, prácticas en laboratorios científicos, charlas con profesionales externos que visitan las clases, etc. forman parte de ese interés por el pragmatismo educativo. Siguiendo este hilo conductor, en Caxton College se imparte “Career Skills” (orientación profesional), una asignatura inédita en otros centros que ayuda al alumno a descubrir su vocación académica y profesional. Al mismo tiempo, “Work Experience” (experiencia laboral) es una iniciativa muy específica del colegio que persigue que el alumno tenga una relación directa con la vida profesional para que pueda valorar de antemano si su elección cubrirá sus expectativas de futuro.

Precio

Qué duda cabe que la única desventaja de este sistema educativo es su precio, desafortunadamente inasequible para todos los públicos y menos aún en una etapa en la que el país todavía está despertando de una tremenda crisis. Sin embargo, sus mensualidades son equiparables a las de cualquier centro docente privado en Valencia donde acuden cuarenta y dos mil alumnos valencianos. Por último, como actor protagonista en el sector educativo desearía que esta enseñanza, que persigue la excelencia académica, sea valorada por los aspectos tan positivos que aporta a una sociedad global.