Tener autoridad, es básico para la educación de nuestros hijos. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar lo que hace bien de lo que hace mal. ¿Cuáles son los errores más frecuentes?

– La permisividad. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.

Ceder después de decir no. Nunca se puede negociar el no.

El autoritarismo. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad.

Falta de coherencia. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos.

– Gritar. Perder los estribos. Supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño.

No cumplir las promesas ni las amenazas, además éstas deber ser realistas

– No negociar. Es un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos. Debe haber diálogo para que haya acuerdo.

No escuchar. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos.

Exigir éxitos inmediatos. Todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondientes errores.