Relajarse y romper rutinas es fundamental  para descansar y coger fuerzas. Pero si no nos planificamos de algún modo se nos pasará volando nuestro tiempo de vacaciones, sin apenas darnos cuenta.

Los cambios bruscos de las rutinas a larga crean desconcierto y hastío. No hay nada que nos saque más de quicio que ver a nuestros hijos pasivos y aburridos teniendo tantas cosas para jugar y tanto tiempo libre.

Por ello es importante  crear una rutina incluso en verano. No se trata de fijar horarios inamovibles pero si de estructurar su tiempo con una rutina más divertida para que no pierda la organización.
Algunas ideas son:
  • Organizar actividades que les mantengan ocupados haciendo algo interesante. Podemos ayudarles a encontrar su hobby preferido o su talento escondido.
  • Ahora tienen más tiempo para ayudar en casa. Dales nuevas responsabilidades y ayúdales a superarse.
  •  Incorporar a esa rutina sus tareas escolares y su ratito de lectura. El tiempo máximo de atención sostenida en los niños es variable, pero podemos decir que en primaria no debe rebasar los 40 o 50 minutos. Es recomendable hacer los deberes siempre por la mañana, antes de salir a la playa o a la piscina.
  • Si os vais de vacaciones a algún sitio especial aprovechad su recuerdo para luego hacer algún trabajo que incluya imágenes y texto. Ayudémosles a hacer algún cuento, libro o vídeo del viaje.
  • Podemos ser algo más permisivos con el uso de la Play, la Wii o el iPad pero no le dejemos sucumbir al sedentarismo.
  • Si se acuestan tarde es porque los papás les dejamos. Si ven la tele o juegan con el ordenador, es porque los papás les dejamos. De nada sirve eso de: “no ha leído nada en todo el verano, no ha querido hacer nada”. Recordemos que la educación de nuestros hijos no se va de vacaciones.

Feliz verano en familia. Nos vemos en Septiembre.

Silvia