Todos sabemos que, tanto mayores como pequeños necesitamos  dormir bien para estar mentalmente activos. Especialmente desde pequeños, nuestros hijos deben seguir unas  rutinas de sueño para aprender a dormir correctamente, que deben mantenerse hasta la adolescencia.

Según un  estudio,  publicado en el mes de julio por la revista Británica HealthDay News, acostarse a diferentes horas de la noche podría reducir la capacidad mental de los niños y adolescentes, de manera que cuanto más tiempo pasan durmiendo a diferentes horas cada noche, más baja es su puntuación en pruebas de pensamiento. Esto significaría que un horario irregular a la hora de acostarse podría relacionarse con un bajo rendimiento escolar.
La autora del estudio, Amanda Sacker, comenta que “tener un horario irregular a la hora de irse a dormir  podría afectar a los ritmos corporales naturales y provocar privación de sueño, dañando la capacidad del niño de adquirir y retener la información, por tanto, un sueño de menor duración o interrumpido, sobre todo si ocurre en momentos claves del desarrollo, podría tener unos impactos importantes en la salud de toda la vida”.
Existen una serie de recomendaciones que pueden hacer que niños y  adolescentes descansen mejor cada noche:

  • Mantener horarios regulares de sueño. Es importante que se acuesten y se levanten a la misma hora;  incluso los fines de semana es recomendable que no se acuesten más de una hora después de la habitual y no levantarse más de dos horas más tarde.
  • Practicar ejercicio. Hacer ejercicio regularmente,  pero nunca hacerlo en las horas previas a irse a dormir.
  • No hacer cenas copiosas antes de dormir. Antes de ir a la cama puede tomarse un vaso de leche caliente o una infusión pero siempre sin cafeína y sin ningún estimulante.
  • No ver la TV ni el ordenador en la hora previa a irse a la cama. La razón es que el brillo de las pantallas activa zonas cerebrales que hacen más difícil conciliar el sueño.
  • Dormir en una habitación fresca, oscura y silenciosa.
Cristina Pérez