Algunas familias escogen un colegio bilingüe por considerar que es una buena oportunidad de futuro para sus hijos. Sin embargo, puede significar que estén aprendiendo en el colegio una lengua distinta a la que se habla en casa y en su entorno social. ¿Cómo podemos ayudarles en este proceso?
Teniendo en cuenta que el mejor bilingüismo es aquel en el cual las diversas lenguas se equiparen en competencia, debemos reparar en aquellos factores que nos van a ayudar a equilibrarlas. Los consejos que a continuación ofreceremos sirven tanto para el colegio como para casa.
Interacciones positivas
El primer punto necesario es que el colegio resulte ser un entorno agradable. Parece obvio, pero lo que sí es seguro es que las interacciones lingüísticas que los jóvenes tienen con los adultos significativos y queridos son aquellas con más peso. El alumnado está contento en el colegio cuando siente que las personas adultas con las que interactúa le cuidan y le dan seguridad. Es entonces cuando las interacciones entre ambos cobran relevancia. El deseo que se deriva de esta relación le motiva a comunicarse y por lo tanto, a seguir aprendiendo la lengua. Las personas a cargo del alumnado deben estar muy atentas para identificar cuándo inicia una interacción, deben escucharla y responder a ella con interés y con entusiasmo. Cualquiera que sea la forma en que se inicie, puede ser una interacción verbal, gestual o incluso una mirada.
Estar presentes
En segundo lugar, debemos tener en cuenta que los jóvenes aprenden aquello que más les interesa. Así pues, estar presentes de manera no invasiva en el juego o en su tiempo de ocio puede ser una muy buena estrategia. Intentaremos ponerpalabras a su juego o en su actividad. De este modo, al estar inmerso en lo que les interesa, la probabilidad de que aprendan este nuevo vocabulario es mayor.
Exposición a la lengua
En tercer lugar, la exposición al lenguaje es primordial. Debemos ser para ellos “máquinas parlantes”. Cuánta más exposición a la lengua tengan, mayor aprendizaje se produce. En un centro británico, a las familias les pueden preocupar ciertas cuestiones, como por ejemplo cómo ayudar con los deberes. No es en absoluto necesario que la familia sepa inglés para que el estudiante sea bilingüe. Aprende dos lenguas en dos contextos diferentes y no necesita que se hable inglés en casa. Sin embargo, es recomendable proporcionarle la lengua inglesa a través de películas, dibujos animados o series que le faciliten buenos modelos lingüísticos en un contexto motivante. Otra duda que se genera es cuando miembros de la familia hablan inglés. ¿Deben hablar inglés en casa a pesar de que no son nativos? En nuestra opinión, esto no es del todo recomendable por dos razones. Para empezar, los familiares deben hablar en aquella lengua en la que se encuentren totalmente cómodos. Si el inglés no es la lengua materna, por muy fluido que lo hablen, no están ofreciendo el mejor de los modelos lingüísticos, además de que su interacción no será totalmente fluida. Es más ventajoso proporcionar el input necesario en su lengua materna para que ésta se desarrolle de una manera satisfactoria. El lenguaje es un transmisor de pensamientos, emociones y cómo mejor las expresamos es en nuestra lengua materna. Otra situación bien distinta es emplear el inglés cuando tengamos que leer con ellos o ayudarles en las tareas escolares. Otra duda que puede surgir, especialmente en nuestra comunidad, que es una comunidad bilingüe: si somos valencianoparlantes y nos comunicamos en casa en valenciano,¿debemos dejar de hacerlo? De ninguna manera: transmitimos mejor nuestras emociones y sentimientos en nuestra lengua materna. Por lo general, los bilingües valenciano-castellano comienzan el colegio con una flexibilidad cognitiva que les facilita el aprendizaje de una tercera lengua.
Dar un buen ejemplo
En cuarto lugar, si queremos que el desarrollo de la lengua sea continuo,
debemos tener en cuenta la variedad del lenguaje que utilizamos. No debemos incluir en nuestro discurso demasiadas palabras infantiles, diminutivos o términos excesivamente coloquiales. Es importante introducir vocabulario un poco más complejo para que los jóvenes lo vayan asimilando y puedan incorporarlo a su léxico de manera paulatina. Por último, el vocabulario y la gramática van de la mano, así que es fundamental utilizar frases sencillas pero no demasiado simples. Por ejemplo, en lugar del típico “vamos a dormir”, podemos decir “es hora de dormir”, “vamos a la cama”, “hay que descansar para mañana”, y de esta manera ofrecer un modelo lingüístico un poco más rico. En resumen, tenemos todo a nuestro alcance para ayudar en el proceso del bilingüismo, manteniendo conversaciones en casa sobre nuestra vida cotidiana que incluyen un vocabulario diverso y complejo con una correcta estructura gramatical.
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